Boris Leonardo González Reyes, mas conocido como Zalo Reyes, nacido en Santiago el 3 de noviembre de 1952, apodado el «gorrión de Conchalí». con más de 50 años de trayectoria musical, se hace merecedor de estar en nuestra categoría de LEYENDAS.
Hijo de taxista, fue el menor de cuatro hermanos de una familia de la comuna de Conchalí. Debutó como cantante en 1967, cuando ganó el festival del Centro de Madres Monterrey de su comuna.
Cuando realizaba su servicio militar en la Armada, existía otro cadete González, por lo que lo apodaron «Gonzalito» lo que posteriormente derivó en «Zalito» y luego en «Zalo» cuando eligió su carta de presentación artística. Quería que su seudónimo sonara centroamericano y con un aire popular.
Carrera musical.
Con un repertorio de canciones de Lucho Gatica, se presentó en distintos restaurantes, carpas, quintas de recreos y plazas de armas que comenzaron a conocer su propuesta musical. Junto con el grupo Espiral, grabó su primer éxito discográfico: «Una lágrima y un recuerdo», sencillo que vendió 80 mil copias, incluido en su primer LP homónimo. Luego, participó en varios programas televisivos como Troncal Negrete y Festival de la una de Televisión Nacional de Chile. En 1979 triunfó con la canción «Una lágrima en la garganta».
En 1983 fue invitado al Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar en su XXIV versión.2 Luego de su triunfo festivalero viajó a México para hacer efectiva la invitación realizada por el conductor Raúl Velasco. Hizo una gira por el país azteca, donde aprovechó de presentar «Motivo y razón». En 1985, su popularidad alcanzó los puntos más altos cuando Don Francisco lo invitó a animar el espacio «Este es mi barrio», una de las secciones de Sábados Gigantes. Ese mismo año grabó el LP Amor sin trampas. En 1986 apareció con un programa propio con motivo del Campeonato Mundial de Fútbol, además del espacio Humor de Reyes, de Canal 13.
En 1987 el LP El rey de tus sueños obtuvo el codiciado disco de platino, lo que le permitió hacer una extensa gira nacional. Luego tuvo su propio espacio en la co-animación en el Festival de la Una, en la sección «Ahora o nunca», con dos apariciones semanales. Como corolario, a fines de la década de 1980, apareció primero como panelista y después como conductor del programa Cordialmente de Canal 11.
En 1991 presentó el LP Dolor de amor, que incluyó el sencillo «Tal vez». Bajo la producción de Alejandro Lyon y un vídeo dirigido por Eduardo Domínguez, Zalo Reyes intentó construir su nicho en un medio cada vez más globalizado y diverso.
En 2018, a modo de reconocimiento a su carrera, la Municipalidad de Conchalí y su concejo municipal, aprobaron el cambio de nombre del “Pasaje Cañete Interior” (lugar donde vivió el artista) por el de “Pasaje Zalo Reyes”.
Últimos años y fallecimiento.
Desde 2008, estaba aquejado de diabetes, por la cual incluso sufrió la amputación de parte de uno de sus pies, producto de una lesión. El 9 de agosto de 2022, sufrió una fuerte descompensación diabética, que lo llevó a ser internado en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Clínico de la Universidad de Chile. El 4 del mismo mes había sufrido una descompensación similar. Pese a haber evolucionado positivamente y haber sido dado de alta el 13 de agosto, falleció en su casa el 21 de agosto 2022, mientras dormía, según informó su familia mediante las redes sociales del artista. Según informó su hijo a los medios de comunicación, su padre padecía de un cáncer de páncreas del cual no tenían conocimiento.
En vida su opinión era valedera y con carácter, varias veces menciono su malestar por la escasa oportunidad de los artistas chilenos en televisión, y sus apariciones en los medios se han relacionado más con sus problemas personales que con su aporte musical, lo que provocó su ira. También señaló que los periodistas solo saben preguntar de drogas y sus errores, y que no le interesaba hablar de eso.
En sus últimos años, decidió marginarse de la televisión rara vez dando entrevistas. En ocasiones manifestó su descontento con la televisión chilena en general, pero en especial con el Festival de Viña del Mar, pues dijo que él solo llena la Quinta Vergara y no los necesita.
Un gorrión de Conchalí que siempre estuvo al lado del pueblo, sabia leer muy bien lo que la gente común y corriente quería de el y su música, a pesar de haber traspasado la barrera social de nuestro país, querido y admirado por moros y cristianos.